Esta sección recoge los siguientes apartados:
Los acabados, el color de las superficies y la iluminación son sistemas complementarios para reforzar la percepción de los espacios.
La iluminación debe ser uniforme, evitando las luces de elevada intensidad y que produzcan destellos y sombras, ya que pueden desorientar y confundir a las personas con deficiencia visual, sobre todo a aquellas que necesitan más tiempo para adaptarse a los cambios de luz.
La iluminación interior debe adecuarse a la exterior disponiéndose niveles de iluminación diurna mayores que los nocturnos, y de igual modo en las áreas próximas a los accesos, en particular en los huecos de salida. Se evitará de esta forma que no se perciban los obstáculos o los cambios de nivel.
Se evitarán contraluces, como el que produce una ventana al fondo de un pasillo y las diferencias bruscas de iluminación que pueden producir falsas percepciones del espacio.
Como norma general, las fuentes de luz se colocarán por encima de la línea de visión, evitando así los deslumbramientos.
La correcta iluminación de las diferentes dependencias del edificio puede precisar el uso de iluminación artificial que asegure los niveles requeridos por los usuarios, en función de la actividad que se realice.
La iluminancia mínima expresada en luxes en los vestíbulos será de 200, en los pasillos, rampas y escaleras de 150, y en la cabina del ascensor de 100.
En los espacios interiores en los que se estime que se van a realizar tareas visuales que requieran distinguir detalles, deberá existir iluminación comprendida entre 500 y 1.000 luxes.
Se evitarán superficies muy pulimentadas, sobre todo en suelos ya que la luz puede reflejarse en ellos, provocando deslumbramiento y desorientación. Los niveles de reflectancia para techos oscilarán entre el 70%-90%, para paredes entre el 40%-60% y en suelos no superarán el 30%.
Se utilizará el “color” en la planificación y diferenciación de ambientes, ayudando así a la orientación espacial. Se recomiendan los colores claros en techos y paredes.
Los interruptores de la luz se deben colocar a la entrada de cada habitación, al lado de la puerta y alineados con la manilla de la puerta y deben contar con un color contrastado con el paramento donde se ubiquen. De esta manera su localización es más fácil especialmente en el caso de personas con baja visión.
Así mismo, deben disponer de un piloto luminoso que ayude a su detección en la oscuridad.
Habrá iluminación de emergencia situada a 3 m del suelo.
También se pueden colocar pilotos luminosos sobre el rodapié a unos 20 cm del suelo como recurso para guiarnos en condiciones de baja luminosidad.
Deberán estar ubicados lo más cerca posible de la entrada al edificio, de vestíbulos, salas de espera e itinerarios accesibles.
Estarán dispuestos de forma que no obstaculicen la zona de paso, y su diseño no presentará esquinas ni aristas.
Se pueden utilizar sistemas que activen por control remoto señales acústicas en el punto de información, que ayuden a la persona ciega, sordociega o con baja visión a localizarlo (desde el teléfono móvil, desde el mando que activa los semáforos…)
Estarán a una altura de 1,10 m medidos desde el pavimento, aunque existirá un tramo mínimo de 0,80 m de longitud, con una altura comprendida entre 0,70 y 0,80 m. Este tramo tendrá un hueco en su parte inferior libre de obstáculos de 0,70 m de alto y 0,50 m de profundidad, para que las personas en silla de ruedas puedan acercarse cómodamente.
Destacarán por su contraste cromático, tendrán una luz adicional y directa. No se recomiendan los mostradores acristalados ya que dificultan la comunicación.
Es necesario que el personal que trabaja en estos puntos, tenga conocimientos básicos en el trato y la atención a las personas con discapacidad.
Si existe servicio de acompañamiento y servicio de intérprete de lengua de signos, es aquí donde debe ofrecerse. De no ser así, el personal deberá estar formado en técnicas guía de apoyo al desplazamiento de personas ciegas, sordociegas y deficientes visuales, así como conocer las estrategias básicas de comunicación con personas sordas, hipoacúsicas y con problemas en la comunicación.
En este punto de información debe haber un plano táctil o táctilo-sonoro en el que aparezcan las dependencias básicas del edificio y los puntos de interés para los usuarios.
Se recomienda el uso de bucle magnético para que la información sea accesible para las personas con hipoacusia.
La información ofrecida a través de medios audiovisuales, será accesible incorporando subtítulos, lengua de signos y audiodescripción en la información que generen.
Habrá un equipo informático para que la información escrita pueda imprimirse tanto en macrocaracteres como en sistema braille.
Los formularios, folletos o documentación impresa que se ofrezca en estos mostradores o puntos de información, cumplirá los requisitos mínimos de accesibilidad.
Si existe teléfono éste será adaptado a personas con dificultades en la comunicación, para ello incorporará amplificador de sonido, fax, videollamada, teléfono de texto y los diales serán de teclado grande, con macrocaracteres en altorrelieve y de color contrastado con el resto del aparato.
Son elementos que sirven de soporte para comunicar información mediante la rotulación. El lenguaje y nomenclatura utilizados deben ser claros, fáciles de entender y uniformes a lo largo de todo el recorrido.
No deben presentar aristas, y sus vértices han de ser romos.
No se protegerán con cristales ni otros elementos, para que las personas puedan interactuar mediante el tacto y acercarse para poder leer a distancias muy cortas. Lo ideal sería que la persona pudiese acercarse hasta 5 cm, por tanto no se colocarán obstáculos delante.
Deben presentar un diseño y ubicación uniforme en todo el edificio.
Pueden presentar distintas ubicaciones:
En cuanto al contraste cromático, se deben seguir una serie de pautas generales:
La iluminación también es muy importante:
En cuanto al texto, hay que tener en cuenta la elección del tipo de letra, el tamaño y la composición.
Se deben escoger fuentes legibles (Verdana, Arial, Helvética, Universal,) y con números claros. Se evitarán fuentes con imperativos estéticos pero que confunden al lector con problemas visuales (Arcania, Gamby Light…)
El tamaño mínimo de los caracteres dependerá de la distancia estimada de lectura.
DISTANCIA | MÍNIMO | RECOMENDABLE |
---|---|---|
5 m | 7,0 cm | 14 cm |
4 m | 5,6 cm | 11 cm |
3 m | 4,2 cm | 8,4 cm |
2 m | 2,8 cm | 5,6 cm |
1 m | 1,4 cm | 2,8 cm |
50 cm | 0,7 cm | 1,4 cm |
La composición debe ser simple y uniforme. El texto debe ir alineado a la izquierda y los párrafos en bloque, sin centrarlos. El espacio en los márgenes izquierdo y derecho debe ser amplio. El espacio entre líneas dependerá del tipo de fuente que se utilice. Se recomienda que el espaciado tenga un tamaño igual al 25-30% del tamaño de la fuente. Se debe estructurar la información usando párrafos cortos y recurriendo a listas y a viñetas.
Además de la información textual, la señal debe combinar dos modalidades táctiles: el sistema braille y los macrocaracteres en altorrelieve.
El sistema braille es el resultado de la combinación de puntos en relieve desde una matriz generadora o celdilla de 6 puntos.
Los macrocaracteres en altorrelieve, son letras generalmente en mayúsculas, con una altura entre 1 y 1,5 mm, con un ancho de trazo entre 1,5 y 2 mm y bordes redondeados, que normalmente suelen coincidir con el texto visual del indicador, mientras que las letras en braille se sitúan en la parte inferior y con justificación a la izquierda.
La información textual debe ir acompañada de iconos o pictogramas que ayuden a la comprensión a personas que presenten dificultades en la lectura, deberán ser sencillos y fáciles de interpretar.
Son placas que ayudan a las personas a orientarse en el entorno en el que se encuentran y les muestra la dirección a tomar para llegar a su destino. La información contenida en las mismas se rotulará en sistema braille y la numeración en altorrelieve.
Deben ir colocadas:
Las franjas señalizadoras táctiles se utilizan para indicar depresiones y cambios de cota en escaleras y rampas, o para indicar el acceso a un ascensor, zonas específicas, etc. En muchos casos cumple una doble función de información y aviso.
Estas franjas tienen un pavimento diferente en textura y son de color bien contrastado con el pavimento circundante, para que la persona con deficiencia visual pueda detectarlas con los pies, con el bastón de movilidad o con el resto visual que posee.
Para señalizar una escalera, rampa o ascensor, se recomienda un pavimento táctil de acanaladura perpendicular al sentido de la marcha. Este se situará antes del acceso, paralelo al borde.
Deberá ser antideslizante tanto en seco como en mojado.
Su longitud será la misma que la del elemento que se señaliza, y su anchura será de 120 cm.
En el caso del acceso a rampas o escaleras mecánicas, la franja señalizadora será de acanaladura metálica.
La franja-guía de dirección se utiliza para ofrecer a la persona con deficiencia visual una posibilidad de dirección dentro del entorno que le rodea. Crea un itinerario orientativo por el que la persona se puede desplazar y llegar a una zona de interés para ella (punto de información, ascensor, escalera, taquillas…)
Será ininterrumpida desde su inicio hasta la zona de interés.
Se recomienda un pavimento táctil de acanaladura paralela al sentido de la marcha y de un color que contraste con el resto del pavimento.
Debe ser antideslizante tanto en seco como en mojado y tener un ancho en exteriores de 120 cm, en interiores puede ser menor.
Cuando una franja-guía se divida en varias para llegar a diferentes puntos de interés las baldosas de acanaladura se dispondrán de forma diagonal o enrejillado. Las dimensiones de estos puntos serán de 150x150 cm.
Se recomienda su uso en los edificios de uso público que tengan grandes vestíbulos o exista gran distancia entre los accesos y el punto de atención al usuario como aeropuertos, estaciones de tren, salas de congresos, en general en los lugares donde predomine la explanada y la persona ciega o con deficiencia visual pueda tener dificultades para orientarse.
Son representaciones tridimensionales de objetos reales.
Resultan muy útiles para el reconocimiento táctil y la comprensión general de la organización y estructura de un espacio.
Se recomienda su incorporación en edificios de grandes dimensiones y en aquellos que, por su distribución irregular, planteen problemas de orientación espacial, así como en los accesos a espacios de interés histórico, cultural o arquitectónico.
Se debe poder acceder a ellas fácilmente, por lo que no estarán cubiertas por ningún cristal o material que impida interaccionar con las mismas.
Cuando la maqueta esté formada por varias alturas, estas deben poder desmontarse o separarse fácilmente para permitir y facilitar su exploración.
Si están ubicadas en exteriores, deberán tenerse en cuenta las condiciones climáticas de la zona para elegir los materiales. Estos serán agradables al tacto y, al mismo tiempo, resistentes a la intemperie.
Se ubicarán preferiblemente sobre un soporte horizontal o inclinado entre 30º-45º de la horizontal. La altura del soporte será de 90-110 cm, medida desde el pavimento.
No invadirán las zonas de paso.
Son representaciones de zonas, espacios u objetos usando información visual y táctil, facilitando a todas las personas la orientación, especialmente a las personas sordas, ciegas, sordociegas, deficientes visuales y a las personas con limitaciones cognitivas.
Expresan ideas por medio de líneas, caracteres y sistema braille, que pueden percibirse mediante exploración háptica y/o visual.
Para que los planos y mapas sean accesibles deben reunir una serie de requisitos:
Toda la información deberá emitirse simultáneamente de forma visual y auditiva, por ejemplo avisos mediante megafonía y pantallas digitales de información.
En cuanto a la información auditiva, antes de ser emitida, se lanzará una señal de aviso para llamar la atención de todas las personas.
El volumen debe ser suficiente para ser percibido pero no excesivo, ya que produce fatiga y contaminación acústica.
La señal auditiva debe amplificarse mediante bucles magnéticos para personas con audífonos o implantes cocleares.
La velocidad en la emisión de estos mensajes será moderada, permitiendo que personas con hipoacusia y personas con limitaciones cognitivas puedan comprender su contenido.
En cuanto a la información visual transmitida mediante pantallas digitales, se debe cuidar el tiempo de permanencia de la información, permitiendo que ésta sea percibida y procesada por todas las personas, especialmente por aquellas con limitaciones cognitivas.
Se deben cuidar las características físicas de los indicadores en cuanto a luminosidad, contraste, tipo de caracteres, tamaño…
En la actualidad se está extendiendo la difusión de avisos al usuario de forma personalizada, por ejemplo mediante su teléfono móvil (envío de SMS, videollamadas…). Éstos han de ser accesibles.
Para que la información impresa que cualquier organismo ofrezca sea accesible, debe reunir los siguientes criterios:
Además de aplicar características de accesibilidad a la información impresa, se debe contemplar la posibilidad de que la información se entregue en otros formatos complementarios o sustitutivos del impreso como el electrónico, el auditivo, el táctil o el gráfico, en función de las necesidades del usuario.
Por ejemplo las personas con discapacidad visual necesitarán:
Las personas con discapacidad auditiva:
Las personas con discapacidad motriz:
Las personas con discapacidad cognitiva:
Las producciones audiovisuales proporcionan información usando el canal visual y auditivo simultáneamente. Juegan con la voz, sonido, planos, luces, …
Para que éstas sean accesibles a las personas con discapacidad es necesario aplicar el sistema de audiodescripción, el sistema de subtitulado y la incorporación de lengua de signos.
La audiodescripción es un servicio que cubre las necesidades de las personas con ceguera total y favorece tanto a los deficientes visuales como a las personas con problemas perceptivos y cognitivos.
Este sistema está regulado por la norma AENOR UNE 153020.
Se trata de un sistema descriptivo que nos permite recibir a través del oído los mismos mensajes visuales que el espectador vidente recibe por la vista.
Para que las personas sordas, sordociegas con resto visual e hipoacúsicas puedan acceder a las producciones audiovisuales, éstas deben incorporar el sistema de subtitulado y lengua de signos.
El subtitulado está regulado por la norma AENOR UNE 153010.
La incorporación de lengua de signos puede ser a través de una ventanilla insertada en la imagen con un intérprete de lengua de signos que interprete simultáneamente la información auditiva que aparece en pantalla.
La Web es uno de los soportes más extendidos para ofrecer información a millones de usuarios que diariamente se conectan a Internet desde cualquier parte del mundo.
Hoy día, las empresas que ofrecen actividades de ocio, culturales y deportivas tienen una gran presencia en la red de redes, no solo para hacer publicidad sino ofreciendo servicios on-line: alojamientos, viajes, cartelera y entradas para cine o teatro, visitas virtuales a museos y ciudades, consulta de ejemplares bibliográficos…
Sin embargo, la realidad es que muchas personas encuentran dificultades para consultar e interactuar con los contenidos digitales porque en la Web no siempre se contemplan los criterios básicos de accesibilidad y de diseño para todos.
El W3C, consorcio de las 3W, es el organismo responsable de fijar los estándares en Internet. Dentro del W3C, existe un grupo de trabajo, Web Accessibility Initiative (WAI), que trabaja en pro de la accesibilidad web.
En 1999, la WAI definió las Pautas de Accesibilidad al Contenido en la Web 1.0. Con su aplicación se garantiza el acceso a la información de todas las personas, con independencia a la discapacidad, la edad o las tecnologías de las que disponen. Desde diciembre de 2008 podemos contar con la versión 2.0 de las citadas pautas, versión más adaptada a las tecnologías utilizadas en la actualidad para el desarrollo de la web.
En España, la norma AENOR UNE139803 recoge los requisitos para desarrollar una web accesible, basándose en las Pautas de Accesibilidad al Contenido en la Web 1.0., aunque se encuentran en proceso de actualización de la normativa a la nueva versión 2.0.
Aunque la web se ha convertido en el soporte digital más extendido para transmitir información, si se desarrollan aplicaciones informáticas basadas en otras tecnologías distintas a la web, deberán contemplarse los requisitos de accesibilidad recogidos en la UNE 139802: “Aplicaciones informáticas para personas con discapacidad. Requisitos de accesibilidad al ordenador. Software”.
Los cajeros automáticos, las máquinas expendedoras, los puntos de información interactivos… en general todos aquellos dispositivos que requieran interacción por parte del usuario, deben contemplar el fácil, intuitivo y eficaz acceso de todas las personas.
Deben estar correctamente señalizados para ser localizados fácilmente.
Su color debe contrastar con el de los parámetros en los que se ubique.
El acceso a estos dispositivos debe estar libre de obstáculos, especialmente la parte frontal, para facilitar la aproximación.
Deben tener una altura adecuada que permita operar en él a personas en silla de rueda y personas de talla baja.
Las ranuras de entrada de monedas, tarjetas… serán fácilmente localizables tanto de forma visual, por su color contrastado, como de forma táctil mediante borde en altorrelieve, ranura de entradas anchas…
La información que aparezca en pantalla debe ofrecerse tanto de forma visual como auditiva. Para ello debe presentar una adecuada luminosidad, un buen contraste cromático y los caracteres deben ser perceptibles a una distancia de 5 cm. En cuanto a la información verbal, debe existir la posibilidad de regular el volumen, y de usar auriculares, tanto para eliminar el ruido ambiental, como por la confidencialidad.
Los botones deben ser de un tamaño mayor de 2 cm. Deben sobresalir, contrastar cromáticamente con el dispositivo y estar etiquetados con caracteres en relieve y sistema braille. Se deben evitar los botones enmarcados, bajorrelieve y térmicos.
En caso de interfaz táctil, se incorporará un sistema de navegación por voz accesible para personas ciegas. Tendrá salida de auriculares y altavoces.
Deberían incluir una opción que permitiera al usuario incrementar el tiempo de manipulación.
Para evitar integrar en los dispositivos todos los productos de apoyo que pueda necesitar cada persona, la tendencia actual es dotarlos de interoperabilidad. De este modo la interfaz de dispositivos podría manejarse desde el terminal móvil del usuario, por ejemplo.
Para que los dispositivos sean accesibles, las normas de referencias son:
© ONCE Málaga y SFSM 2010