La playa es un lugar ideal para tomar el sol, pasear, bañarnos, hacer deporte… al que todos deberíamos poder acceder. Para las personas con discapacidad, tiene además una función terapéutica y rehabilitadora.
Para garantizar la accesibilidad integral en las playas se deben contemplar los siguientes aspectos:
La parada del transporte público debe estar situada delante de la zona acceso a la playa.
En esta zona deben situarse todos los servicios públicos que se presten.
En las zonas de aparcamiento, se deberán reservar plazas para personas con movilidad reducida. Estas deben estar correctamente señalizadas, próximas a los accesos peatonales y cumplir con las dimensiones reglamentarias.
Al menos una ruta de acceso debe conectar el aparcamiento accesible, las paradas de transportes públicos y el paseo marítimo con la entrada accesible a la playa.
Cuando el acceso a la playa se realice a través de escaleras y rampas, estos deberán ser accesibles.
Todos los espacios deberán estar señalizados, especialmente la dirección hacia la playa, la distancia, los servicios e instalaciones de que dispone.
En el acceso principal a la playa se instalará un punto de información de color contrastado con el fondo. Se pueden utilizar sistemas que activen por control remoto señales acústicas en el punto de información, que ayuden a la persona ciega, sordociega o con baja visión a localizarlo (desde el teléfono móvil, desde el mando que activa los semáforos…)
En este punto de información debe haber un plano en relieve de la silueta de la playa con la información en macrocaracteres y sistema braille, en el que aparezca la localización de elementos estructurales: rampas de acceso al mar, kioscos, zonas de toldos, duchas, lavapiés, puesto de socorro, balizas para orientación en el mar, etc.
Dispondrá de un itinerario adaptado de acceso a la orilla, que conducirá desde el paseo marítimo o calle hasta la orilla del mar. Habrá ramificaciones perpendiculares para acceder a otros servicios: duchas, aseos, cafetería.
La superficie debe ser estable y antideslizante tanto en seco como en mojado, tener un buen contraste cromático y táctil de inicio y fin, rodapié lateral, pasamanos a ambos lados prolongados 45 cm en los extremos de los tramos, así como un coeficiente de transmisión térmica adecuado para caminar descalzo.
Según la Norma UNE 41512 la anchura mínima debe ser de 150 cm y la pendiente del 6%.
En el caso de que las pasarelas sean de tablones de madera, la colocación de los mismos será perpendicular a la dirección de la circulación de los usuarios, y no quedarán espacios libres entre dichos tablones.
Se dispondrá de una línea de balizas flotantes de un color contrastado (amarillo o naranja) de unos 50 m de largo, con una boya cada 4 m.
Esta línea de boyas se iniciará próxima a la plataforma de acceso al mar para facilitar su localización.
El número de boya aparecerá grabado en la parte superior con macrocaracteres en relieve, color contrastado y en sistema braille.
Este puesto contará con personal de apoyo cualificado y con dispositivos específicos como sillas y muletas anfibias, plataforma con grúa para facilitar el acceso de las personas con movilidad reducida, etc.
Desde aquí darse información sonora y visual sobre posibles peligros, estados de la mar, etc.
Es conveniente que el personal tenga un conocimiento básico de lengua de signos para poder interactuar con personas sordas.
Los toldos, tumbonas, sombrillas, papeleras, fuentes, duchas, lavapiés… deberán estar situados fuera del itinerario principal, conectados por itinerarios de tablones que permitan el paso a personas con movilidad reducida en silla de ruedas.
El espacio destinado a tumbonas también será accesible y debe destinar una parte a personas con discapacidad.
Serán de diseño accesible y de color contrastado. Estarán sobre una plataforma de material compacto y antideslizante, de un diámetro de 1.50 m y estarán comunicadas con el itinerario principal de tablones.
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