Esta sección recoge los siguientes apartados:
Las autoridades deben asegurar un número significativo de plazas de aparcamiento reservadas para personas con movilidad reducida, así como un adecuado diseño y correcto uso de las mismas.
Se reservará una plaza por cada 40 o fracción y se proveerá a estas personas de una tarjeta de estacionamiento en la que aparezca el símbolo internacional de accesibilidad y los datos personales del titular.
Para que estas plazas sean accesibles deben cumplir una serie de características.
Las dimensiones mínimas serán en batería o semibatería de 5 x 3,60 metros y en línea de 6,50 x 3,60 metros estando incluida en esta última dimensión la zona de transferencia para que las personas con movilidad reducida puedan acceder al vehículo de forma segura. Esta zona de transferencia se comunicará con el itinerario peatonal accesible.
Las plazas reservadas contarán con una señalización horizontal que consistirá en tener pintada su superficie de color azul y/o con el Símbolo Internacional de Accesibilidad.
También deberán contar con una señal vertical con el símbolo SIA y el texto “Reservado para personas con movilidad reducida”.
Estarán situadas tan cerca como sea posible de los itinerarios peatonales, accesos a edificios, establecimientos o instalaciones.
Se dispondrán pequeñas rampas que salven el desnivel del aparcamiento a la acera.
Debe cuidarse la invasión de parte de aceras o zonas peatonales por elementos de los vehículos estacionados en batería.
Si el aparcamiento es subterráneo, debe existir un ascensor accesible.
Si existen máquinas expendedoras de ticket de aparcamiento, deben ser accesibles e informar con un lenguaje sencillo de las tasas, modo de utilización…
Si existe barrera de entrada y salida, el intercomunicador debe contar con un sistema de videoteléfono que incluya teclado y pantalla de texto, para facilitar la comunicación con el personal del aparcamiento a cualquier persona con discapacidad auditiva o limitación en la comunicación.
Para acceder al interior del edificio se cumplirán las siguientes condiciones:
Siempre que sea posible, el edificio estará al mismo nivel de la cota exterior. En caso de existir un desnivel mayor de 5 cm, el acceso se realizará mediante rampa, elevador o ascensor. Los desniveles inferiores a 5 cm se salvarán con un plano inclinado con anchura mínima de 80 cm y con una pendiente que no supere el 25 %.
La entrada comunicará, al menos, con un itinerario accesible fácilmente localizable y con las plazas de aparcamiento reservadas para personas con discapacidad.
Las puertas de entrada serán accesibles. Deben evitarse las puertas giratorias.
Si son automáticas deben contar con un sistema de detección que no deje espacios muertos. Tendrán un tiempo de apertura que permita pasar cómodamente y sin precipitación a personas con movilidad reducida o con deficiencia visual. Llevarán un sistema de disminución de velocidad y permitirán detener de forma manual el cierre.
Si utilizamos puertas de vidrio, deberán estar correctamente señalizadas como indicamos en el apartado dedicado a puertas.
Si existen arcos de detección, torniquetes o similares, que supongan un obstáculo a personas con discapacidad, se dispondrá de pasos alternativos accesibles.
A la derecha de la puerta principal del edificio se colocará un panel informativo. Dicho panel informará del uso al que está destinado el edificio. Estará situado a una altura entre 145 y 175 cm, con la información centrada a 160 cm. Se cuidará que no tenga obstáculos que oculten parte de la información o impidan la aproximación al mismo. Contará con macrocaracteres en tinta y altorrelieve. Será de un color que contraste e incluirá la información en sistema braille.
Es aconsejable colocar una alfombra o felpudo con el fin de evitar la entrada de suciedad, barro, agua y evitar que el pavimento se moje en los días lluviosos. Deberá estar adherido al suelo en toda su superficie y presentar perfiles metálicos o estar enrasado con el pavimento circundante.
Se diseñarán de tal forma que en su interior pueda inscribirse como mínimo un círculo libre de obstáculos de 1,50 m de diámetro no barrido por las hojas de las puertas, para permitir la estancia y giro de personas en silla de ruedas.
Presentarán buen contraste cromático entre suelos, paredes y puertas.
Los pavimentos serán duros, antideslizantes, continuos y planos.
Las esquinas y bordes de las paredes no presentarán aristas vivas.
La anchura mínima de todos los huecos de paso será de 0.80 m.
La iluminación será uniforme, evitando las luces de elevada intensidad y que produzcan destellos y sombras, ya que pueden confundir a las personas que necesitan más tiempo para adaptarse a los cambios de luz.
Todos los interruptores serán fácilmente localizables por su buen contraste cromático con la pared o parámetro circundante y dispondrán de un piloto luminoso que permita localizarlos en la oscuridad.
En los edificios que contengan grandes vestíbulos y exista una gran distancia entre los accesos y el punto de información se recomienda la utilización de bandas-guía de dirección. Pero se tendrá en cuenta que el uso excesivo de las mismas puede originar saturación y confusión.
El pavimento de estas bandas direccionales será distinto del utilizado en otras de carácter señalizador. En general, tendrá una superficie con estrías o acanaladuras paralelas a la dirección del desplazamiento.
En los vestíbulos, se dispondrá de zonas de descanso al margen de los espacios de circulación. El mobiliario y los espacios de aproximación permitirán el acceso con comodidad a todas las personas. Se deberá disponer de asientos y superficies de apoyo a distintas alturas y para diferentes posturas, tanto sentado como con apoyo isquiático, así como de espacios reservados para personas que utilicen silla de ruedas.
Los pasillos deben tener un ancho libre mínimo de 1,20 m para permitir el paso simultáneo de dos usuarios, uno de ellos con perro guía, bastón, muletas, silla de ruedas o cualquier producto de apoyo.
Si la anchura es menor (nunca menos de 90 cm), se dispondrá cada 10 m como máximo, de espacios en los que se pueda dibujar un círculo de 1,50 m de diámetro, para facilitar a las personas en silla de ruedas el cambio de sentido de la marcha.
Al ser un lugar de tránsito no deberá situarse ningún obstáculo. Cuando sea necesario colocar elementos del mobiliario en el pasillo, estarán situados todos en el mismo lado para dejar el otro libre.
Ningún obstáculo puede estar situado a una altura menor de 2,20 m.
Las esquinas y aristas han de estar redondeadas.
Si existen desniveles, deben salvarse con rampas, nunca con peldaños.
Si se instalan felpudos y/o alfombras, estarán empotrados y fijos al suelo en toda su superficie.
La iluminación artificial se realizará mediante una línea de luminarias en el techo, o bien luces en las paredes que se situarán todas a la misma altura.
Ambas disposiciones de los puntos de luz ayudarán a mantener una línea de desplazamiento a las personas con deficiencia visual.
La colocación de pilotos luminosos sobre el rodapié también es un recurso para guiarnos en condiciones de baja luminosidad.
Se utilizarán pavimentos que no provoquen reflejos ni deslumbramientos. El color debe contrastar con el de las paredes para facilitar la toma de direcciones a las personas con deficiencia visual.
La luz natural proveniente de ventanas u otras superficies acristaladas situadas en las paredes laterales o al fondo del pasillo, puede provocar deslumbramiento en determinados momentos del día según su orientación. Este efecto se reduce con el uso de cortinas o persianas que regulen la entrada de luz y la difuminen, o con el de cristales tintados o con tratamiento antirreflectante que consigan el mismo resultado.
Si se utilizan pasamanos en los pasillos, deben ser ergonómicos y accesibles.
Para ello deben tener un diámetro entre 40 y 55 mm, estar separados de la pared entre 45 y 55 mm, situarse a dos alturas (una entre 65 y 75 cm y la otra entre 90 y 110 cm), deben contrastar con el color de la pared y evitar enganches. Para esto último, pueden llegar hasta la pared o hasta el suelo.
Podemos incluir en ellos información en sistema braille como por ejemplo planta en la que nos encontramos, lugar hacia el que nos dirigimos..., ésta se colocará en la cara interna del pasamanos y de forma invertida, para que pueda ser leída por el pulpejo de los dedos al pasar la mano por la barandilla.
En los pasillos largos, los carteles informativos se repetirán con frecuencia a lo largo del mismo y en los cambios de dirección, confirmando la situación y la dirección de desplazamiento.
La anchura libre mínima de paso de las puertas debe ser de 80 cm, la altura mínima de 2,20 m y el ángulo de apertura mínimo de 90 grados.
Debe existir un espacio libre de 1,20 m a ambos lados de la puerta.
Las puertas deben disponer de un resorte de cierre con retorno automático de lenta operatividad, para que estén siempre cerradas.
Si deben permanecer abiertas algún tiempo, han de tener un sistema de fijación que las mantenga totalmente abiertas y pegadas a la pared.
No deben abrir hacia una zona de tránsito de personas. En caso de que tengan que hacerlo (puertas de doble función: paso y emergencia), deben disponer de un sistema de cierre automático.
Para su rápida identificación, deben contrastar por su color, con la puerta. El diseño será ergonómico y permitirán ser manipulados con una sola mano o con otra parte del cuerpo.
Estarán a una altura entre 0,80 y 1 m. Se separarán como mínimo 40 milímetros del plano de la puerta. Tendrán una longitud mínima de 15 cm y podrán ser accionados por presión o palanca.
Se usarán formas suaves y redondeadas para evitar contusiones y rasguños. Quedan prohibidos los pomos por su dificultad de manejo para muchas personas.
Las puertas deben destacar visualmente mediante un color que las distinga, ya sea en la hoja o en el marco.
Las acristaladas, serán de vidrio de seguridad, llevarán un zócalo de protección de altura mayor o igual a 25 cm y deberán señalizarse con dos bandas de marcado contraste cromático de 20 cm cada una, a una altura inferior comprendida entre 0,85 y 1,10 m y a una altura superior comprendida entre 1,50 y 1,70 m. Este tipo de puertas son muy aconsejables para las personas sordas o hipoacúsicas, ya que facilitan el contacto visual y la comunicación.
Esta norma se aplica también a grandes superficies acristaladas que, al ser difícilmente detectables, pueden producir accidentes. En ellas, toda la superficie debe estar señalizada con ambas bandas. Además, para facilitar la localización de la puerta de entrada, todo el marco de la misma deberá estar bordeado por una banda señalizadora de las mismas características.
Todas las puertas se identificarán mediante una placa informativa rotulada con macrocaracteres contrastados en alto relieve y sistema braille, situada en la pared derecha, junto al quicio de la puerta, a una altura comprendida entre 145 y 175 cm, con la información centrada a 160 cm.
El sistema de apertura de las ventanas no debe invadir los espacios interiores, a menos que se sitúen de forma que su parte saliente más baja esté, como mínimo, a 220 cm del suelo o tengan un tope que impida que se abra lo suficiente como para golpearse con ellas.
Preferentemente los mecanismos de apertura y cierre de ventanas se situarán a una altura entre 0,80 y 1,10 m, sin obstáculos que dificulten su alcance.
La luz natural que penetra por las ventanas puede provocar deslumbramientos en determinados momentos del día, según su orientación. Este efecto se reduce con el uso de cortinas o persianas que regulen la entrada de luz y la difuminen, o con el de cristales tintados o con tratamiento antirreflectante que consigan el mismo resultado.
El marco de las ventanas contrastará con el color de la pared.
Las escaleras son uno de los elementos utilizados para la movilidad vertical. Deben garantizar la accesibilidad de todas las personas y combinarse con rampas o con plataformas elevadoras para facilitar el acceso a personas con movilidad reducida.
Además de usar un pavimento antideslizante en seco y en mojado, se deben cuidar los siguientes aspectos:
Para facilitar la localización y acceso a las escaleras, se debe colocar antes del primer escalón y después del último una franja señalizadora de textura y color contrastado. Tendrán la misma longitud que el escalón, y se prolongarán 120 cm en ambos extremos. Tendrán un pavimento táctil de acanaladura paralelo al borde de las escaleras y bien contratado visualmente con el pavimento circundante. Así mismo, se instalará este pavimento en cada meseta.
Si los peldaños llevan indicadores luminosos debemos asegurarnos de que no deslumbren y que estén bien empotrados.
La iluminación será continua y sin zonas oscuras. Si la luz natural no es suficiente, se incrementará con luz artificial.
El ancho de la escalera dependerá del flujo de personas y del uso al que esté destinado. Como mínimo será de 1,20 m para permitir el paso de dos personas, una de ellas con bastón, muletas o perro guía.
Tendrá una inclinación entre 25 y 30 grados.
Todos los peldaños serán de la misma altura, e incluirán una banda antideslizante de 5 cm de anchura y ubicada a 3 cm del borde del peldaño.
La altura de la tabica de los peldaños se debe aproximar a los 15 cm y la huella a los 30 cm.
Se debe evitar el bocel, es decir, la huella y la tabica deben ser continuadas para que no se produzcan tropiezos en la subida. El ángulo entre huella y tabica será entre 75 y 90 grados. De igual forma, se evitarán las escaleras sin tabica.
El número máximo de escalones por tramo será entre 10 y 15.
Es esencial cerrar siempre el intradós del tramo más bajo de las escaleras hasta una altura mínima de 220 cm, bien con tabiques, bien con cualquier elemento ornamental fijo y continuo, jardineras por ejemplo, que prolongue o reproduzca la forma y dimensiones más exteriores de la proyección sobre el suelo de las escaleras. La altura mínima de este elemento será de 25 cm.
Las escaleras deben tener pasamanos dobles y continuos, situados a ambos lados y a dos alturas (una entre 65 y 75 cm y la otra entre 90 y 110 cm). Éstos deben prolongarse al principio y final de la misma entre 30 y 45 cm.
Serán de un color que contraste con la pared, evitando materiales muy deslizantes o que sufran sobrecalentamientos.
Para evitar los enganches se recomienda que lleguen hasta la pared o hasta el suelo.
Podemos incluir en ellos información en sistema braille como por ejemplo el número de planta al que se accede.
Se colocarán en los lugares donde no sea posible instalar una rampa de pendiente adecuada o un ascensor.
Deben situarse de forma que no provoquen golpes ni invadan los espacios interiores.
Al igual que las escaleras, estará señalizada mediante una franja táctil de acanaladura al inicio y al final de la rampa.
El pavimento debe ser antideslizante en seco y en mojado. Su color ha de contrastar con el del suelo y escaleras.
La pendiente de la rampa dependerá del desnivel que se pretende salvar y la longitud de proyección horizontal.
La pendiente máxima será del 6% para longitudes mayores o iguales a 10 m, del 8% para longitudes entre 3 y 10 m y del 10% para longitudes inferiores a 3m.
La pendiente transversal será como máximo del 2%.
Sus dimensiones dependerán del flujo de usuarios previsto, aunque la normativa marca un mínimo de 1,20 m.
En las mesetas y desembarco se debe permitir cómodamente el giro de una silla de ruedas.
La rampa estará dotada de pasamanos dobles a dos alturas, de características similares a los descritos en el apartado de escaleras. Si los laterales de la rampa están libres, se colocará un zócalo de protección de 10 cm de altura para evitar que el bastón o rueda pueda colarse por el hueco.
Para que un ascensor pueda ser utilizado por todos, su diseño debe cumplir una serie de requisitos.
Delante de la puerta del ascensor debe haber un espacio libre de 120 x 120 cm, señalizado mediante un pavimento táctil de acanaladuras paralelas a la puerta del ascensor.
La zona de embarque y la cabina deberán estar completamente niveladas en las paradas.
La botonera exterior se colocará entre 90 cm y 120 cm del suelo. Si hay un solo ascensor se ubicará en la pared derecha. En caso de ser varios, se ubicará entre ellos.
Se indicará el número de cada planta mediante una placa de orientación rotulada con macrocaracteres contrastados en alto relieve y sistema braille, situada a ambos lados del ascensor, a una altura de 160 cm, y con una dimensión mínima de 10 x 10 cm.
El interior de la cabina deberá permitir la estancia de una persona en silla de ruedas y a su acompañante, para ello medirá como mínimo 1,25 m de fondo y 1 m de ancho.
Dispondrá en su interior de pasamanos de color contrastado, situados a una altura comprendida entre 0,80 y 0,90 m.
El pavimento será duro, liso y antideslizante.
La apertura y cierre de puertas deberán ser automáticos. La anchura libre mínima será de 80 cm y la altura de 2,20 m.
El tiempo de apertura y cierre de las puertas debe permitir el acceso o salida, sin precipitación, de cualquier persona con movilidad reducida.
Tendrá un sensor para el cierre seguro.
La información de la botonera y del pulsador de llamada, se presentarán en altorrelieve, color contrastado y sistema braille.
Dispondrá de botonera a una altura entre 90 y 120 cm y separada de la esquina un mínimo de 40 cm. Recomendamos que forme un ángulo de 45º con la pared superior del pasamanos y la pared de la cabina, para que las personas con deficiencia visual accedan a ella cómodamente.
Los botones tendrán un tamaño mayor de 2 cm.
Deben sobresalir, evitándose los botones enmarcados, bajorrelieve y térmicos.
Los indicadores de parada o alarma estarán identificados con un triángulo equilátero o campana en relieve, de diferente color al resto.
Las paradas, número de planta, movimiento de subida o bajada, apertura o cierre de puertas serán señalizados con un indicador acústico e información visual.
Los botones correspondientes a cada piso dispondrán de una luz interior que se iluminará al ser pulsados.
Se debe disponer de un sistema de videollamada para garantizar la transmisión de información a las personas sordas, hipoacúsicas o con limitaciones en la comunicación. También son aconsejables las zonas acristaladas en las puertas del ascensor, para permitir la comunicación y el contacto visual de las estas personas con el exterior.
El botón de emergencia permanecerá intermitente ante una posible avería. Se incorporará una pantalla de texto donde aparezca toda la información de forma visual y auditiva.
En las instalaciones y edificios públicos debe existir un aseo accesible por cada sexo. Si sólo existe un baño o aseo, éste deberá cumplir los siguientes requisitos de accesibilidad.
Debe estar correctamente señalizado usando un pictograma normalizado, grande, en altorrelieve y que contraste con el color de la puerta.
Debajo del símbolo, se indicará con rotulación en alto relieve contrastado y sistema braille, si está destinado a hombres o a mujeres.
Se utilizarán sistemas visuales que permitan conocer la disponibilidad del aseo.
Se emplearán señalizadores de libre-ocupado de comprensión universal.
Tanto la puerta como el interior, debe permitir el paso, estancia, giro y uso de personas con silla de ruedas, muletas, andador, bastón… Por ello se recomiendan puertas correderas y en su defecto, abatibles hacia el exterior. Éstas deben poderse desbloquear desde el exterior.
En su interior podrá inscribirse una circunferencia libre de obstáculos de 1,20 m de diámetro.
El pavimento deberá ser antideslizante tanto en seco como en mojado, y con acabado mate para evitar reflejos. El color del suelo contrastará con el de las paredes. Éstas serán apropiadas para la fijación de agarraderas.
Será uniforme, difusa y suficiente como para iluminar la cara del usuario, pero nunca se colocará alrededor del espejo porque produce deslumbramiento.
Los interruptores se diferenciarán cromáticamente de la superficie donde estén situados. Se recomiendan los de presión de gran superficie.
No se deben instalar mecanismos de control temporalizados.
El lavabo no tendrá pedestal y estará libre de obstáculos para permitir la entrada bajo el mismo de personas en silla de ruedas. La altura máxima será de 80 cm, y el hueco libre inferior será de, al menos, 70 cm a no ser que cuente con un mecanismo de sujeción a la pared que permita fácilmente graduar su altura.
Si está empotrado en una encimera, debe tener los cantos redondeados.
Las tuberías de desagües estarán protegidas térmicamente, permitiendo su acceso frontal.
La grifería más adecuada es la de tipo monomando con palanca alargada, ya que facilita su uso a personas con dificultades de movilidad en las manos. Deben evitarse las griferías con pomo redondo.
El inodoro tendrá una altura comprendida entre 45 y 50 cm. Estará situado de tal forma que permita el desembarco lateral desde la silla de ruedas por, al menos, uno de sus lados disponiendo para ello de un espacio libre mínimo de 70 cm para permitir la aproximación lateral al mismo.
Es necesaria la utilización de barras auxiliares de apoyo, abatible al menos la del lado donde se efectúe el desembarco, situadas a una altura comprendida entre 0,70 y 0,75 cm y con una longitud 20 o 25 cm mayor que la del asiento del inodoro.
Se recomienda el uso de pulsadores de gran superficie en las cisternas, situados a una altura entre 0,70 y 1,20 m del suelo.
Se aconseja disponer de un banquillo o escalón para que las personas de talla baja puedan usar el lavabo y el inodoro cómodamente. Nos aseguraremos de que éste no se convierta en un obstáculo para las personas con deficiencia visual.
Los espejos deben permitir que tanto una persona sentada como de pie, puedan verse en él.
Los accesorios de aseo como dispensadores de jabón, secador de manos, papelera… deben estar distribuidos de forma normalizada y situados a una altura que permita su uso a personas de baja talla o en silla de ruedas. Así mismo, deben permitir su fácil utilización.
El mobiliario debe poder ser utilizado por todas las personas, incluidas aquellas con movilidad reducida o talla baja, y debe ser adecuado para la tarea que se va a realizar. Su diseño debe permitir la aproximación frontal de las personas usuarias de sillas de ruedas.
Los elementos del mobiliario deben tener bordes y esquinas romos. Su superficie será mate para evitar reflejos y de un color que contraste con los parámetros circundantes.
Deben estar situados fuera de las líneas de desplazamiento para evitar tropiezos sobre todo de las personas ciegas o con deficiencia visual.
Si es necesario situarlos en la zona de paso, se colocarán empotrados en la pared y si no es posible como en el caso de mesas, sillas… se colocarán todos alineados en la misma pared para dejar libre de obstáculos una zona.
Mobiliario adosado a la pared como teléfonos, extintores, estanterías… suponen un peligro ya que las personas ciegas usuarias de bastón no lo detectan. Para evitar este riesgo se recomienda empotrarlo si es posible. Si no lo es, podemos instalar prolongaciones verticales o paneles laterales desde las zonas más salientes del objeto hasta el suelo. De este modo será fácilmente detectable.
Alrededor de cada elemento del mobiliario habrá una franja de espacio libre como mínimo de 80 cm para permitir maniobrar.
No habrá elementos en voladizo a una altura inferior a 2,20 m.
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