Los cambios en las demandas sociales, y en los valores culturales y económicos, ponen
hoy el acento en cuestiones de ordenación territorial que no eran la preocupación
principal de la urbanística en los años 80. Estos nuevos enfoques y demandas se producen
en Málaga en los siguientes ámbitos: las formas de crecimiento residencial, la calidad
ambiental de la ciudad, la protección activa de los espacios naturales, y las demandas de
equipamiento deportivo y recreativo.
FORMAS DIVERSAS DE CRECIMIENTO RESIDENCIAL
Aunque no se altere substancialmente el modelo de crecimiento residencial del Plan de
1983, parece razonable que haya de ampliarse el repertorio de modelos residenciales (o
tipos de "piezas" residenciales). La relativa monotonía de los recientes
crecimientos parece indicar la falta, entre otros, de modelos de ciudad jardín, mixtos de
tipologías colectivas y unifamiliares. Posiblemente no haya una respuesta ortodoxa capaz
de encuadrar en modelos planificados la variedad de opciones y motivos que han impulsado a
la ocupación ilegal de suelos suburbanos, pero también parece claro que con una mayor
diversidad de ofertas se podría captar un segmento de la demanda que hoy se resuelve en
mercados marginales de suelo.
EL ENFOQUE AMBIENTAL EN LA CIUDAD. EL SUELO NO URBANIZABLE. LOS ESPACIOS NATURALES. EL
TURISMO RURAL.
La cultura de respeto y cuidado al medio ambiente, y sobre todo su enraizamiento
social, son hoy radicalmente distintos de cuando, hace más de 10 años, se aprobó el
Plan General de Málaga. Si bien no hay nada en él que suponga perjuicio o salvaguarda
insuficiente para los espacios naturales, es también obvio que todo lo relacionado con
ellos y con la propia cualidad ambiental de la ciudad puede y debe ser hoy ajustado a
nuevos enfoques y modos de regulación.
Y no sólo como mejor garantía de la protección, sino también para alcanzar dos
objetivos que hoy parecen ser el centro de la demanda ciudadana en materia ambiental:
- La utilización positiva de los espacios naturales cuando es compatible con su
conservación y restauración, y tal que las actividades se desarrollen en ellos bajo el
concepto de autosostenibles.
- La incorporación paisajística de elementos y espacios naturales al espacio de la
ciudad.
El Plan de Málaga debe ahora incorporar un concepto positivo del territorio no
urbanizable, evitando su frecuente definición residual como mera negación del
urbanizable o urbano. Ha de concebirse como un territorio que, aún siendo ciertamente
"excluido del proceso urbanizador", puede cumplir funciones y actividades de
relieve, que deben ser explicitadas, reguladas y ordenadas.
Consecuentemente el Plan debe establecer el estatuto dominical de este suelo, en su
vertiente limitativa, de modo que no se ciña a prohibiciones como fórmula única de
ordenación, sino que asuma la voluntad de implicar obligaciones positivas o activas
tendentes a la conservación y el buen hacer social y económico en el territorio, en
condiciones adecuadas.
Una consideración especial ha de presentarse a los procesos de autoconstrucción. No
hay un único fenómeno de autoconstrucción, sino diversos con variadas causas y
mecanismos, y por tanto hay que afrontarlos con un repertorio amplio de instrumentos.
En cuanto que los fenómenos relacionados con la autoconstrucción son de etiología
muy diversas, no puede haber una respuesta globalizadora para ellos; justamente el acierto
estará en asignar a cada situación el instrumento adecuado a sus causas y
circunstancias. Debe estudiarse la instrumentación evaluando las capacidades de todos los
instrumentos de la legislación vigente: planes especiales de Núcleos Diseminados, planes
especiales de mejora del hábitat rural o de dotación de infraestructura, los PERI, la
técnica del Area de Reserva, y en ocasiones excepcionales de dispersión y afección a
grandes superficies naturales, los PAU. La cuestión no ha de estar tanto en las figuras
de intervención, sino en el modo de su ajuste a cada pieza de suelo y cada circunstancia.
Para el Suelo no urbanizable el Plan debe desarrollar una idea positiva con una doble
dimensión:
Oponiéndose a la frecuente desnaturalización o debilitamiento de la potestad
administrativa de ordenación y de planeamiento en esta clase de suelo, el Plan debe
afirmar el ejercicio de dicha potestad en plenitud de contenido y también en términos
propositivos, como en las restantes clases de suelo, proponiendo para ello determinaciones
específicas y condiciones particulares y generales para la ordenación de los distintos
usos en suelo no urbanizable y, por tanto, asignando al "proyecto territorial",
que debe acompañar a cualquier uso o actividad en esta clase de suelo, el encargo de
resolver la ordenación y las medidas a desarrollar sobre el territorio.
UNA NUEVA OFERTA DE EQUIPAMIENTO DEPORTIVO Y RECREATIVO DE MAYOR RANGO.
La demanda urbana de equipamiento deportivo ha crecido excepcionalmente durante la
última década, hasta el punto de que se está manifestando en las participaciones
públicas de todos los actuales Planes Generales como la más solicitada por las
organizaciones ciudadanas. Responde en definitiva a un nuevo estilo de comportamiento
social, generalizado a escala mundial.
Una de las políticas urbanas de Málaga fundamentales en los años 80 fue el
reequipamiento de la ciudad, al que el Plan de 1983 y su gestión posterior dedicaron sus
mayores esfuerzos. Sin embargo habrá que atender ahora a fuertes incrementos de la
demanda de equipamiento deportivo.
Por eso el Plan General habrá de prever a escala general de la ciudad nuevas grandes
reservas deportivas y de uso recreativo, constituidas por piezas extensas de suelo. Las
dimensiones que hoy requieren estas reservas han de ser suficientes para organizar
conjuntos de instalaciones diversas para usos mixtos, y para admitir complejos integrados,
del tipo de las "ciudades deportivas", los "centros de alto
rendimiento" o los parques suburbanos deportivos.
La concepción y los contenidos estratégicos del Plan serán la consecuencia de las
oportunidades que el desarrollo de la ciudad ha producido recientemente, y de los actuales
objetivos de desarrollo cultural, social y económico, vinculados a la honda preocupación
social por el modo de hacer coherentes los nuevos desarrollos urbanos con la salvaguarda
ambiental y de la naturaleza, así como de integrar los crecimientos con la ciudad
consolidada.
LOCALIZACION Y ORDENACION DE AREAS PARA EL DESARROLLO DE ACTIVIDADES PRODUCTIVAS.
El espacio para la producción ha adquirido hoy una nueva dimensión como elemento
fundamental de la estructura territorial, que no era imaginable en la década precedente.
Si bien antes era tenido como elemento decisivo por su capacidad de sostener la base
económica de la ciudad y por su incidencia en la distribución territorial de los flujos
de mercancías y la movilidad de las personas, lo que ahora interesa del espacio para la
producción son dos nuevas condiciones:
- Es componente decisivo de las nuevas formas de crecimiento, por su alto consumo de
suelo y su imbricación con otros usos, e incluso con la naturaleza, en la periferia.
- Requiere una regulación física y normativa innovadora, en cuanto que las empresas han
modificado excepcionalmente sus modos de usar el espacio y de organizarse en él. Por ello
es necesario disponer de una oferta de suelo con normativa adaptada a las necesidades
actuales, para desarrollar cualquier estrategia de captación de actividad por la ciudad.
Para realizar los objetivos de dinamización del desarrollo que propone este Plan, el
nuevo espacio productivo de Málaga necesita una imagen capaz de traducir los atributos de
eficiencia, dinamismo y cualificación ambiental que hoy se exigen de las áreas
empresariales. Para ello habrá de articularse un esquema de acción territorial
fundamentado en los siguientes tipos de espacios:
* Ambitos que requieren actuaciones de reordenación en la primera periferia
industrial, evitando riesgos de desalojo de empresas por competencia de áreas nuevas.
* Espacios recientemente urbanizados con parámetros de calidad adecuados a las
actividades que soportan.
* Nuevo espacio productivo, a localizar con buen acceso, elementos e infraestructuras
territoriales, con regulación innovadora física y de usos. Este tipo de espacios ha de
dar lugar a dos subtipos de áreas:
- Areas para actividades inducidas y nucleadas alrededor del centro logístico de
transporte.
- Areas para actividades empresariales mixtas, con tejidos y regulación de usos
flexibles, en gamas que incluyan industria y ciertas formas de terciario.
AJUSTAR EL MODELO DE CENTRALIDAD: CENTRALIDADES PERIFERICAS Y CENTRALIDAD CENTRAL.
La periferia, tal como se ha empezado a concebir actualmente, no solo tiene interés
como soporte de actividades productivas innovadoras, sino que puede configurarse con
características y valores que hasta ahora eran exclusivos de las áreas centrales. Este
tipo de centralidad en la periferia tiene valores complementarios y a veces más valiosos
que los del centro "central", en cuanto que la conformación de estos centros
"descentrados" puede hacerse con atributos muy actuales, como la imbricación
con la naturaleza, la presencia del verde, la mezcla de tipos edificatorios y de
actividades, y, en suma, con las ventajas y elasticidad de la baja densidad. Son por tanto
atributos paisajísticos que pueden ser tan valiosos como los indiscutibles valores
representativos del centro.
La nueva relación de la periferia con el centro no se ha de producir necesariamente,
como antes, en términos de dependencia y subordinación, sino que pueden establecerse
relaciones de complementariedad, interrelaciones entre territorios diferentes pero
equivalentes; este es en definitiva uno de los más característicos atributos de una
ciudad madura.
El Plan debe seleccionar, como fundamento para la revalorización de las áreas de
nuevo crecimiento, un reparto de áreas estratégicas en la periferia. Esta deberá ser la
base estructural para la implantación de actividades que deseen aprovechar las cualidades
del espacio suburbano.
Estos centros se han de configurar como espacios polivalentes, con ordenación
abierta, mezcla de actividades e instalaciones de diverso tipo. Por ejemplo, imbricando el
comercio, el deporte, el ocio y el equipamiento; actividades que empiezan a conformar
piezas y paisajes urbanos hasta hace poco inéditos en nuestras ciudades.
EL NUEVO ROL METROPOLITANO DE MALAGA NECESITA AJUSTES Y NUEVOS ELEMENTOS DE LA RED
ARTERIAL Y LA RED VIARIA URBANA
El modelo arterial del Plan vigente, manteniendo su concepción general, requiere
ajustes de trazado, completarse con nuevos elementos y dimensionarse de nuevo.
Ello permitirá que el valor para actividades logísticas de la ciudad se incremente.
Pero para realizar efectivamente tal valor potencial es preciso prever los suelos,
infraestructuras y, sobre todo, la concepción física de las piezas urbanas donde se
produzca la captación de las actividades inducidas por las infraestructuras de
transporte. Piezas de suelo ordenado de modo o sean, su vez, capaces de atraer otras
actividades y otros usos. Resulta a veces sorprendente el potencial inductor de estas
instalaciones, y bajo este punto de vista se deberá concebir el entorno del C.T.M.
"Ciudad del Transporte": apoyando el crecimiento del Parque Tecnológico, en
sinergía con la prevista ampliación del Campus Universitario y con los territorios del
entronque de la ciudad con el Valle del Guadalhorce; decidiendo qué actividades prever,
dónde y con qué previsiones de ordenación general, y con qué operativo gerencial. En
suma, el Plan de urbanismo ha de aportar las condiciones físicas para garantizar que las
actividades líderes y logísticas ya implantadas se puedan aplicar a dinamizar otros
sectores productivos.
INCORPORACION DE TECNICAS Y PROCEDIMIENTOS PARA REELABORAR EL MODELO DE GESTION DEL
PLAN.
Se precisa un nuevo enfoque de la gestión del Plan para adecuarla a las actuales
circunstancias.
Asumiendo y actualizando el principio de planificación abierta y flexible, en el
marco de la vigente legislación sobre el Suelo se propone un modelo de gestión abierto y
flexible, alejado de cualquier rutina, que, atienda fundamentalmente a los objetivos y las
determinaciones principales de la ordenación, a sus líneas estratégicas y sus
prioridades, y sepa calibrar las consecuencias que la modificación o abandono de
determinadas opciones del plan supone para el futuro de la ciudad o del territorio.
Como criterios singulares de un modelo de gestión, se desarrollarán:
Modelo
El plan no debe cerrar las opciones para su gestión futura, sino definir los
instrumentos y establecer, en cualquier caso, las líneas generales de su gestión
posterior, que debe basarse en los principios de distribución equitativa de cargas y
beneficios y de viabilidad económica de las operaciones que se planteen.
Pragmatismo
Ha de prestarse atención singular al planeamiento vigente en curso de ejecución. La
incidencia de cualquier alteración sobre el planeamiento vigente que se encuentra en
ejecución debe ser especialmente valorada. Las determinaciones de régimen transitorio
deben ser especialmente ponderadas para no alterar el complejo equilibrio de derechos y
cargas de las situaciones preexistentes.
Flexibilidad
En cuestión normativa, en la medida de lo posible el Plan debe atender -en aras de su
flexibilidad futura- a diferenciar el alcance e importancia de cada una de sus
determinaciones y, en particular, las de carácter normativo.
Otro factor de flexibilidad debe ser la diferenciación entre Plan y Programa: el Plan
debe contener las determinaciones más estructurales, los elementos del modelo de ciudad,
y el Programa ha de ser una pieza diferenciada, que incorporaría aquellas determinaciones
de orden temporal más fácilmente modificables para su adaptación a las circunstancias
cambiantes de la evolución de la ciudad.
MODIFICACIONES Y PERFECCIONAMIENTO DE LA NORMATIVA Y DE LAS ORDENANZAS DEL PLAN, DE
ACUERDO CON LA EXPERIENCIA DE APLICACION DE LA GERENCIA MUNICIPAL Y CON EL RESULTADO DE
LOS ESTUDIOS QUE SE HAN DE REALIZAR.
La revisión de las normas de edificación del Plan General, cuando su aplicación ha
dado resultados satisfactorios, debe hacerse con un atento respecto y bajo el criterio de
no alterar, sino corregir en lo imprescindible, la regulación que durante años han
estado en vigor.
Una norma correcta tiene un doble valor: su capacidad para producir resultados
adecuados y socialmente valorados, y además -pero no menos valioso- ser conocida,
reconocida y asumida generalmente. En lo que se refiere a las normas de edificación, que
son por necesidad técnicamente complejas y siempre están necesitadas de
experimentación, el previo conocimiento público de la norma, el largo aprendizaje de
quienes la aplican (empresarios, profesionales, funcionarios administrativos y juristas),
son valores irrenunciables.
Las normas de edificación del Plan General de Málaga de 1983 poseen este doble
valor, por sus correctos resultados y por su experimentación y aceptación pública. Así
que el criterio principal para su revisión será - paradójicamente - el de su
permanencia.
Obviamente será necesario hacer ajustes, aconsejados precisamente por la
experimentación de las normas, que deberán corregir su instrumentación para evitar la
reproducción de resultados negativos que, aún excepcionalmente, se hayan derivado de
ellas.
La razón principal para acometer su ajuste es el tiempo transcurrido desde que fueron
concebidas, ya que evidentemente, al haber contribuido a transformar la ciudad durante un
dilatado período de tiempo, habrán de aplicarse sobre una realidad en buena parte
diferente.
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